miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ensayo sobre la obsolescencia programada


Todos nosotros alguna vez, hemos experimentado la frustración de dejar nuestros trabajos impresos a “medias”.    Ya sea por una falla en la impresora, por falta de tinta, o por problemas en los cartuchos.   De la misma manera, al tener recién instalada la última versión del sistema operativo en nuestra computadora, nos encontramos con la penosa noticia que ya “salió al mercado” una versión mejorada.   Y cuando hacemos un enorme esfuerzo por adquirir el más moderno y sofisticado celular, resulta que en poco tiempo, ya salió a la venta la nueva versión de otro “Smartphone”.  Bueno, todos estos casos son lo que llamamos OBSOLESCENCIA PROGRAMADA.              

Dicho en palabras comunes, trata sobre el porqué las grandes empresas multinacionales, fabrican o diseñan artefactos descartables, endebles, es decir, muy frágiles.    ¿Qué creen que pueda pasar luego de un ligero choque entre dos vehículos, un Toyota Crown del 74 contra un Aveo Evolución del 2012?   Fácil.  Al Toyota, un  leve arañazo.  Un imperceptible “raspón”.  Pero a nuestro auto del año (independientemente de la marca) se habrá echado a perder su capó, guardachoques, radiador, aire acondicionado, faros, guías, etc.., es decir, todo el carro.   El dueño del Toyota reparará su problema con no menos de $50; mientras que la compañía de seguros del modelo 2012, seguramente recomendará, reemplazarlo con otro.   Obsolescencia Programada.
No es que caigamos en el falso romanticismo que todo lo pasado fue mejor. Pero es obvio pensar que los materiales empleados en la construcción de artefactos, aparatos o dispositivos antiguos, fueron inmensamente mejores que los actuales.    Lamentablemente, vivimos en una sociedad de consumo.  El círculo vicioso COMPRA-TIRA-COMPRA, es lo que hace llenar los bolsillos de las grandes multinacionales.
Pero esto, puede cambiar.  Debemos resistirnos a caer en la tentación del consumismo. No debemos adquirir cosas descartables. Por eso es conveniente seguir el consejo de nuestras “abuelitas”.  Comprar, usar, guardar, re-usar.   No olvides que el mundo luego nos pasará factura por toda la contaminación tecnológica que estamos haciendo.  Y tal vez no lo pagaremos nosotros. Sino nuestros hijos y nietos.  Entonces será mejor, empezar a llevar una vida alejada del consumismo.

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