viernes, 28 de octubre de 2011

Poema al Escudo Ecuatoriano

Imponente cual designio,
Insoslayable como la voluntad
De Rumiñahui y  de Atahualpa
Para ofrendarnos  Libertad.

Cómo el Cóndor que se erige
Cual sagaz celador
De las épicas hazañas
De los soldados de Ecuador

Eres un pedazo de mi Patria,
Indeleble Tricolor
Blasón de mi trinchera
De mi orgullo y de mi honor

Eres la insignia sagrada
Que defenderé del agresor
Como en heroicas jornadas
Que a sangre y fuego… saliste vencedor

El Escudo ecuatoriano
Que el majestuoso Cóndor domina
Que el fulgurante  sol ilumina
Al afable Guayas caudaloso
Eres emblema glorioso
Tenantes del lábaro nacional
Que adornan tu estandarte
De  solemne majestuosidad

Escudo de mi Patria
Bitácora  de la nación
Fortín del heroísmo
De  este ejército vencedor
Si la Bandera es el Alma,
El insigne escudo, es el corazón.


Eddi Zavala Mendoza

(si les sirvió para algún deber o declamación, favor escriban sus comentarios o anécdotas)

jueves, 22 de septiembre de 2011

A LA BANDERA ECUATORIANA

Otro poema a mi querida Bandera.


EL SAGRADO TRICOLOR ECUATORIANO
  
Imponderable es el honor que me depara
Insoslayable es la lealtad de mi designio
Indescriptible el patriotismo que me embarga…
Sagrado Tricolor,  lábaro de mi destino.

Y es que estamos,  aquí  reunidos,
No por una mera o absorta obligatoriedad,
Y es que estamos,  aquí  unidos
Para rendirle un homenaje a nuestra libertad.


Libertad de la que hoy gozamos todos  gracias,
A la inspiración de la acrisolada,  Oh bendita bandera,
Por ti murieron nuestros héroes en batallas…
Honor de soldados,  amor a su tierra.

Esa misma bandera que sostenéis en las manos,
que hoy juramos los jóvenes alborozados
Es la misma bandera por la murió el Teniente
Es la misma bandera por la luchó Alfaro.

Es la misma bandera que flamea imponente en las fronteras,
De  Twintza, de Coangos y  del Santiago-Yaupi,
Donde nuestros héroes se inmolaron, por esa bandera
que flamea en el corazón de todos los ecuatorianos.

 Siéntanse entonces orgullosos de la sangre que corre
Y que permite que respiren este aire sagrado
Es la misma sangre que derramó soldado Monje,
Por defender a su Patria, y a su tricolor amado.

Y tanta sangre ha cubierto el lecho del tricolor patrio,
Tantas lágrimas en el Pichincha, aquel 24 de mayo
O en la selva de Paquisha  nuestros heroicos soldados,
Lucharon por la honra, del indeleble tricolor Ecuatoriano.


Hoy que juramos lealtad al sagrado lábaro nacional,
Hoy que juramos defenderla, siempre como se deba…
En la paz, en la guerra o en diario convivir,
Por Dios juro sagrada bandera,

Defenderte hasta airoso vencer o morir.

Por Eddi Zavala Mendoza
Otro Blog interesante  educacionsobrerieles.blogspot.com

A LA BANDERA ECUATORIANA

Otro poema a la mi querida Bandera.


EL SAGRADO TRICOLOR ECUATORIANO
  
Imponderable es el honor que me depara
Insoslayable es la lealtad de mi designio
Indescriptible el patriotismo que me embarga…
Sagrado Tricolor,  lábaro de mi destino.

Y es que estamos,  aquí  reunidos,
No por una mera o absorta obligatoriedad,
Y es que estamos,  aquí  unidos
Para rendirle un homenaje a nuestra libertad.


Libertad de la que hoy gozamos todos  gracias,
A la inspiración de la acrisolada,  Oh bendita bandera,
Por ti murieron nuestros héroes en batallas…
Honor de soldados,  amor a su tierra.

Esa misma bandera que sostenéis en las manos,
que hoy juramos los jóvenes alborozados
Es la misma bandera por la murió el Teniente
Es la misma bandera por la luchó el Alfaro.

Es la misma bandera que flamea imponente en las fronteras,
De  Twintza, de Coangos y  del Santiago-Yaupi,
Donde nuestros héroes se inmolaron, por esa bandera
que flamea en el corazón de todos los ecuatorianos.

 Siéntanse entonces orgullosos de la sangre que corre
Y que permite que respiren este aire sagrado
Es la misma sangre que derramó soldado Monje,
Por defender a su Patria, y a su tricolor amado.

Y tanta sangre ha cubierto el lecho del tricolor patrio,
Tantas lágrimas en el Pichincha, aquel 24 de mayo
O en la selva de Paquisha  nuestros heroicos soldados,
Lucharon por la honra, del indeleble tricolor Ecuatoriano.


Hoy que juramos lealtad al sagrado lábaro nacional,
Hoy que juramos defenderla, siempre como se deba…
En la paz, en la guerra o en diario convivir,
Por Dios juro sagrada bandera,

Defenderte hasta airoso vencer o morir.

Por Eddi Zavala Mendoza
Otro Blog interesante  educacionsobrerieles.blogspot.com

martes, 28 de junio de 2011

A mi hija en su Boda

Estimada Familia y Amigos:

Bienvenidos a una noche tan especial que quedará impregnada en lo más profundo de nuestros corazones. También es una noche muy especial  para nuestra sociedad, ya que nace un nuevo hogar, una nueva familia, que han  sellado su compromiso ante Dios y ante los hombres, haciendo más fuertes los  lazos indelebles de amor y respeto que unen indisolublemente a esta joven pareja.
Te apartas hija mía de nuestro hogar, para formar otro. Dura realidad, pero necesaria ya que tenemos que cumplir con la ley del Creador  y qué  mejor con el hombre que tú amas. Hija, por cuenta propia elegiste este serio compromiso  y sé que vas a cumplir como buena esposa, porque has crecido en un hogar donde se te ha inculcado el respeto, las responsabilidades y todos los valores humanos. “Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?  Porque su estima sobrepasa  largamente  a la de las piedras preciosas. Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura;  la mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.“. Proverbios 31:10.  Y esa mujer virtuosa, eres tú mi querida niña. Te quiero y toda la vida te querré igual.
A ti hijo, te doy la bienvenida a nuestra humilde pero sólida familia. Desde ya eres parte importante de nuestras vidas y es tu amor hacia  nuestra hija lo único valedero para que seas un miembro más de ella. Quiérela, cuídala, respétala. Sean felices por toda la eternidad. Recuerden que los amamos tanto y sus alegrías también serán las nuestras.
Que Dios ilumine su camino y el amor colme sus corazones.

Salud / muchas gracias

miércoles, 16 de febrero de 2011

El Espíritu de Cuerpo

“Lo que distingue a los virtuosos, a los líderes, a los mártires, es la ideología heredada de nuestros valerosos antepasados, donde el coraje, la marcialidad, la honradez y por sobre todas las cosas el espíritu de cuerpo, permitió alcanzar nuestros más preciados objetivos”.

La historia del Ecuador está profundamente ligada a la historia de sus Fuerzas Armadas. La historia de sus valerosos hombres, jóvenes soldados, indomables patriotas que desde tiempos inmemorables con proezas épicas y hazañas heroicas como las de Atahualpa y solidarias como las de Rumiñahui, indiscutiblemente constituyen la herencia de sangre que gracias a Dios y a la vida, corre por nuestras venas.

Estos ejemplos son el origen y la fuerza que debe unir a todos los miembros del ejército ecuatoriano en un solo cuerpo, evitando la dispersión de fuerzas y de acciones. Cuando existe esta unión en la diversidad de los miembros, se vive el verdadero espíritu de cuerpo; Ese amor por la institución íntimamente compartido por cada uno de sus integrantes. Mística por servir a esta entidad histórica que resume en su alma intangible un pretérito grande y glorioso.

Dentro del grupo, el espíritu de cuerpo expresa los mismos sentimientos y valores en torno a sus compañeros, a los que sirve con lealtad, sacrificio y entrega. Es la disposición generosa de todas las facultades intelectuales, profesionales y afectivas. Ya lo delineaba así el gran emperador y estratega militar francés Napoleón Bonaparte, cuando le dijo a sus hombres en el preludio de la batalla de Marengo, en el noreste de Italia: “Cada soldado lleva en su mochila un bastón de mariscal”

Cuando los miembros de una entidad se identifican con los objetivos de la misma, cualquier soldado puede ser mariscal; cualquier mariscal puede ser soldado; porque la sinergia, la solidaridad y la lealtad permiten alentar ese beneficioso espíritu de cuerpo donde todos compartimos la carga, donde todos saboreamos los triunfos, donde todos aletargamos el peso que nos imponga el infranqueable destino.

Cada ejército permanece como un puño gracias a su espíritu de cuerpo. Fue invocado por los tribunos de las legiones romanas para despertar el ardor de sus soldados para la batalla. En los ejércitos reales del período pre-revolucionario, combinaba el sentimiento de solidaridad corporativa y el fiel cumplimiento de compromisos contraídos con el soberano. Por lo tanto, los hombres permanecieron apegados a sus ideales. Indelebles ante su designio.

En la actualidad, cada uno de nuestros soldados debe buscar actuar en unidad con todos, de forma que puede hablarse de un cuerpo que desarrolla diversas funciones para lograr un mismo objetivo. Esta adhesión es el factor de unión entre todos los soldados, que comienzan a verse a sí mismos como parte de un solo cuerpo, sin perder sus características individuales. Del conocimiento claro y uniforme, brotará el espíritu de cuerpo en la misión, de forma que se actúe con una sola mente, con una sola voluntad y con sólo corazón. La unidad genera por tanto, el espíritu de cuerpo en la triple vertiente de las virtudes del soldado ecuatoriano: honor, disciplina y lealtad.

Jamás debe confundirse el espíritu de cuerpo que debe reinar en toda organización, con el encubrimiento de delitos, faltas o irregularidades; ya que por el contrario, estas actitudes “proteccionistas” no hacen más que mermar la buena imagen de la institución. Una forma de ser leales es a través de la realización de actos destinados a prevenir y combatir actos reñidos con la moral y la ética.

Podemos entrever que los obstáculos y peligros más graves que atentan contra el espíritu de cuerpo son el individualismo, el egoísmo, la rebeldía, la protesta continua y el desinterés por la causa común.

Compañeros: por este motivo debemos fomentar el trabajo en equipo, el acatar disposiciones normativas, apoyar con entusiasmo todas las iniciativas del mando y estar disponibles para trabajar en esas iniciativas, poniendo talento, eficacia y eficiencia. Defender lo propio hasta morir si fuere menester. Llegar a tener un mismo pensar y un mismo sentir en lo referente a la misión de las Fuerzas Armadas. Porque el bien entendido espíritu de cuerpo nos permita alcanzar la inmortalidad como hombres, como ejército y como nación….

Muchas Gracias.