miércoles, 5 de diciembre de 2012

Agradecimiento por el Día del Maestro


Quiero ser el portavoz del agradecimiento a nombre todos mis compañeros Maestros, por este reconocimiento que se nos hace por parte  del colegio hacia nosotros.

Son muy pocas las instituciones que reconocen el preciado valor del elemento humano. La gran mayoría hace especial énfasis en el producto, los procedimientos, los procesos y las tareas y casi siempre se olvidan de lo más fundamental: el factor humano.

Y es aquí como en toda institución educativa,  somos uno de los pilares sobre los que se levantan los cimientos de la nueva sociedad. Somos los Maestros los que al igual que Uds. los soldados, libramos diariamente una fervorosa batalla en el campo de la educación.

Empuñamos valerosamente nuestras armas, los libros, apuntes, marcadores y libretas y arremetemos contra el enemigo común: la ignorancia, la inmoralidad y la injusticia. Es por eso que nosotros los profesores, infatigablemente luchamos día tras día, por tratar de cambiar esta retorcida sociedad  ecuatoriana.

De que nos sirven  siete  horas en una aula de clases, compartiendo enseñanzas con nuestros alumnos, si con tan solo cinco minutos de televisión se echan a traste todos los valores que aquí intentamos inculcar.

Nuestra lucha es una lucha desigual.  Es una batalla por demás en desventaja. La gran mayoría de las veces los maestros luchamos solos. Solos porque no contamos con el apoyo de los padres de familia.  A veces luchamos con hambre, porque no hay remuneración que alcance en este país. A veces también luchamos con sueño, porque nos llevamos parte de nuestro trabajo a  nuestras casas. Pero qué importa, luchar solos, con hambre o con sueño, porque luchamos contentos, porque luchamos  convencidos de esta profesión tal vez no sea la más lucrativa ni la menos laboriosa, pero es la profesión que escogimos porque nos gusta enseñar,   porque amamos lo que hacemos, y hacemos lo que amamos.

Tal vez sea como la metáfora de aquella persona que echaba semillas a la orilla del camino. A sabiendas que muchas de esas semillas no germinarán jamás, ya sea porque caen en terreno poco fértil o tal vez sean devoradas por los pájaros, o no les llegue el agua suficiente que necesitan para subsistir. Pero solo basta que una de esas semillas si germine, y se transforme una hermosa flor que embellezca el paisaje del árido camino. Si tan sólo una semilla llegara a germinar,  Maestros, nuestro trabajo estará cumplido.

Compañeros, los invito a seguir sembrando, y quizás no nosotros, sino nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos recojan algún día la fructífera cosecha que iniciamos año, tras año, tras año.

1 comentario:

  1. gracias maestro por su dedicación continua,
    por sus regaños,su exigencia,sus palabras que ahora se nos hacen aburridas y no tienen sentido pero despues de unos años le vamos a agradecer sinceramente por su sacrificio aunque ahora lo negemos de,guiarnos,corregirnos,de soportar nuestro comportamiento,por soportar nuestras malas caras,nuestros deseos de que le pase lo peor. por ser exigente,dura y por mucho mas le quiero antisipar todo el agradecimiento po haber y seguir formando mujeres/hombres del bien,sabiendo resolver problemas con la cabeza no con golpes tener una carrera no con dinero sino con dedicacion,razonamiento, responsabilidad.
    sepa que usted ahora va ser odiada por muchos estudiantes pero despues le vamos a agradadecer la mayoria por haber sabido dirigir formar una juventud

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